Día 6: Ser Escogido / Day 6: Be Chosen

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21 Días de Ayuno y Oración por la Unidad

ENFOQUE SEMANA 1:

• Profundización en la Palabra de Dios.
• Ser bautizados en el amor sobrenatural de Dios para amarle a Él y a otros.
• Hambre por andar en pureza por amor a Dios y a otros.

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Día 6
SER ESCOGIDO

«"Porque muchos son los llamados, pocos los escogidos."»

-Mateo 22:14 (RVR)

¿Quiénes son llamados? ¿Quiénes son escogidos ¿Qué es aquello que nos hace uno u otro?

Soy una persona muy curiosa. Como tal, tiendo a hacerme preguntas acerca de lo que escucho y siempre busco aprender e indagar sobre mis interrogantes. Desde pequeña crecí en la iglesia. Asistía a la iglesia domingo tras domingo escuchando sermones acerca de la Palabra de Dios y el crecimiento espiritual. Usualmente, no me conformaba con simplemente aceptar lo que decía el predicador sino que, mientras crecía en mi relación con Dios, cada sermón me provocaba a buscar mayor significado en las escrituras de lo que había escuchado.

Una de las escrituras que más me llamaba la atención--y con franqueza digo que menos entendía--es Mateo 22:14 "Porque muchos son los llamados, y pocos los escogidos." Por muchos años creía que ser llamados o ser escogidos era cuestión de un especie de "sello" con el que nacemos. Pensaba que si no se nace escogido, era difícil sino imposible lograr cosas grandes en la vida. Aún más, yo no me consideraba escogida.

Al pasar los años y llegar a mi época universitaria, pasé por un tiempo de rebeldía en donde actué muy mal delante de Dios. Vivía una doble vida de pecado oculto mientras que también era la líder de alabanza de mi congregación. Esa vida me llevó a tocar fondo y allí me alcanzó Dios. Tuve un encuentro con el amor, la misericordia y la gracia inmerecida del Padre. Sin embargo, el haberle fallado a Dios me hacía sentir culpa. Por largo tiempo me consideraba indigna por haberle fallado a Dios, no dándome cuenta de que el sacrificio que Jesús hizo por mí ya me había redimido al arrepentirme. Luego aprendí que la clave estaba en tres cosas: perdonarme a mí misma, aceptar que Dios me amaba independientemente de lo que hice en el pasado, y depender enteramente de Dios para mantenerme lejos del pecado.

En el proceso de restaurarme de mi pecado comencé realmente a disfrutar de mi tiempo de búsqueda de Dios y a depender de Él. Como bien lo dice en Salmo 37:4, "deléitate asimismo en el Señor, y Él te concederá las peticiones de tu corazón," sueños y deseos, entre ellos el de hacer música para Él. Cuando ya había grabado un par de discos, vi cómo Dios comenzó a expandir mis horizontes. Ya a este punto sentía como el Señor me impulsaba a salir a ministrar a las naciones... y tuve temor.

Mi mayor temor era que nuevos niveles de influencia afectaran esa hermosa y cercana relación que había desarrollado con el Espíritu Santo. Pensaba que tal vez podrías ser afectada por orgullo, el cual era la raíz del pecado que me había alejado de Dios por mucho tiempo. También me sentía que la responsabilidad de ser instrumento de Dios para bendecir a las naciones debía recaer sobre otra persona, tal vez más hábil o con mejor talento que yo.

Un día mientras hablaba con Dios le expresé mis temores. Sentía que Él me escuchaba y le pregunté, "Dios, si hay tantos en el mundo mejores que yo para hacer esto, ¿por qué me has escogido a mí? ¿Qué hay de especial en mí para que me llames escogida y no sólo llamada?" Inmediatamente sentí la voz de Dios como un dulce susurro en mi oído derecho, como si se hubiera venido a sentar a mi lado, y me respondió, "Eres llamada porque te amo y te deseo tanto, pero eres escogida porque TU me deseas tanto a mí."

Al escuchar esas palabras mis ojos se llenaron de lágrimas y al fin entendí. Dios nos llama a todos, mas los que se abalanzan en búsqueda de Él sobre todas las cosas son Sus escogidos. Dios nos ha hecho la invitación a todos Sus hijos, nos ha llamado a todos a cruzar las líneas de nuestra comodidad y a que estemos dispuestos a rendirlo todo a Él—nuestros sueños y metas personales—con tal de amarlo y desearlo más que a nuestra propia vida.

Con esto aprendí que ser escogido no se trata de la influencia, fama, o éxito que podamos tener en esta tierra, sino de que nuestro nombre sea conocido en el Cielo como uno que ha conquistado el corazón del Padre con nuestro amor y entrega incondicional por Dios y Su pueblo. Eso es ser un escogido. El corazón de Dios anhela que todos pasemos de ser llamados a ser escogidos. En nosotros queda el dar ese paso.


Oración del Día:

"Amado Padre. Te alabo por tu misericordia y gracia, que es suficiente para extenderme la invitación para convertirme en tu escogido. Deseo cruzar la linea entre ser meramente llamado a ser tu escogido. Tú eres la fuente de toda vida, incluyendo la mía. Especialmente la mía. Y yo rindo mi vida nuevamente a ti. Ayúdame a salir de mi zona de comodidad para poder encontrarte. Ya no más me mantendré al margen. Te deseo más que nunca desde ahora en adelante. Revélate a mi hoy, como un Padre a su hijo escogido. Amen."

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21 Days of Fasting and Prayer 2014 for UNITY


WEEK 1 FOCUS:

• To deepen in the Word of God.
• To be baptized in God's supernatural ability to love Him and one another.
• Hunger for walking in purity for the sake of loving God and others.

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Day 6

BE CHOSEN

«"For many are called, but few are chosen."»

-Matthew 22:14 (NLT)

Who is called? Who is chosen? What makes us one or the other?

I am very curious. As such, I tend to ask myself questions about what I hear. I'm always finding ways to learn and enquire about my questions. I grew up in church. You could see little me at service Sunday after Sunday listening to sermons about the Word of God and spiritual growth. Usually, I wasn't conformed to simply accepting what the preacher said, just because. As I grew in my relationship with God each sermon prompted me to seek for greater meaning of what I'd heard in the Scriptures. It's how I'm wired.

One of the Scriptures that really caught my attention—and frankly I really didn't 'get'—was Matthew 22:14: "For many are called, but few are chosen." For many years I thought that being called or being chosen depended on some kind of God-stamp we're born with or not. In my mind, I thought that if you weren't born chosen, it was very unlikely or even impossible to achieve greater things in life. Moreover, I certainly did not consider myself chosen.

As years passed and I reached my college season, I went through a rebellious phase in which I acted very badly before God. I lived a double life of hidden sin while I was the worship leader at my church. That way of life dragged me to rock bottom, and God found me there. I had an encounter with the Father's much undeserved love, mercy, and grace. Still, the guilt of having failed God haunted me. For a very long time my sense of failure had me considered myself not worthy of God's love, not realizing that Jesus' sacrifice had already redeemed all my sin. I later learned that the key to break free was in three things: forgiving myself, accepting that God loved me regardless of what I'd done, and depending entirely on God to stay away from that sin.

In the process of being restored from my past I began to truly enjoy my time with God and depending on Him. I began to experience my dreams and desires—such as making music for God—come to pass, just as it says in Psalm 37:4 "Take delight in the Lord, and he will give you the desires of your heart."When I had already recorded a couple of albums, I could see how God began to expand my horizons. At this point I could feel how the Lord propelled me out to minister to nations... and I feared.

My greatest of fears was that new levels of influence could 'get to my head,' and somehow hinder the beautiful nearness I had finally found with the Holy Spirit. I though that I was in danger of being affected by pride, the root of all sin that had distanced me from him in the past. I also felt the weight of the responsibility of being God's instrument to bless nations, and I considered that someone else, anyone else, was better than me for this mission.

One day, as I spoke to God, I expressed my fears to him. I could feel him listening and I asked, "Lord, why choose me when there are so many in the world better and more qualified than I for this? What's so special about me that you call me chosen, and not just called?" Immediately, I heard the his voice as a sweet whisper in my right ear, as if he had sat down beside me and said, "You are called because I want you so much, but you are chosen because you want me so much."

As I listened to those words my eyes filled with tear and I finally understood. God calls us all, but it is those who run to find him with reckless abandon and above all else are his chosen. God has made an invitation to all of his children to cross the lines of our comfort and be willing to surrender it all—our dreams and personal goals—in order to love him and want him more than our very life. 

With this I learned that being chosen is not about influence, fame, or any success we can achieve in this earth, but rather that our name is well-known in Heaven as one who has conquered the Father's heart with surrender, trust, and unconditional love to him and his people. This is being a true chosen one. God's heart yearns for us to cross over from being called into being chosen. The step is ours to make.


Today's prayer:
"Dear Father. I praise you for your mercy and grace, enough to extend the invitation of becoming one of your chosen. I want to cross the line from being mere called to being your chosen. You are the source of all life including mine. Especially mine. And I surrender it back to you. Help me to get out of my comfort zone in order to find you. I will no longer be on the sidelines. I will want you more than ever before, starting now. Reveal yourself to me today, as a Father would to his chosen child. Amen."